Sé qué es difícil para el libro tradicional, en esta era de lo audiovisual, competir con consolas, DVD portátiles, teléfonos que lo hacen todo,... y tampoco quiero aparecer aquí como una madre pedante y "cultureta", los niños son niños y sus costumbres y aficiones responden también a la época que les ha tocado vivir. Pero hay libros que son auténticos compañeros de viaje y que todo niño debería tener. Libros que se reinventan cada vez que los leemos y que van creciendo con nosotros, adquiriendo en cada lectura una nueva interpretación. El día en que nació el mapache le encargué a papá-Carlos su primer regalo, la edición del libro tenía que ser tan especial que el encargo se retrasó todo un año y al final tuvimos que esperar a su primer cumpleaños para que el mapache abriera su primer libro: "El Principito".
Escrito por Antoine de Saint-Exupéry hace más de 60 años, este libro es todo un tratado de filosofía bajo la apariencia de relato infantil. Un cuento poético que trata temas profundos como el sentido de la vida, la soledad, la amistad, el amor y la pérdida. Pero sobre todo, nos muestra a los niños como los grandes depositarios de la sabiduría, de la verdad. Ya saben "Solo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos." Y eso solo los niños lo saben hacer.
El segundo libro del mapache es una herencia de su madre: "Sólo un pie descalzo".
Probablemente el título les suene a muy pocos, pero si les hablo de Ana María Matute comprenderán la importancia del legado. Gabriela, la protagonista, es una niña que siempre, siempre, pierde un zapato. Vista por todos como un bicho raro comienza a refugiarse en un maravilloso y extraordinario mundo de fantasía al que precisamente entra a través de los libros, de la imaginación, "el País del Pie Descalzo". Se trata de un lugar donde van los objetos mal calzados, aquellos que, por falta de alguna pieza, consideramos que ya no nos sirven. Ana María Matute despliega todas sus dotes narrativas e imaginativas para crear un relato lleno de ternura en el que, desde la perspectiva de un adulto, se aprecia también el mensaje de crítica hacia la crueldad con que se trata a aquellos que son diferentes, y la soledad con la que viven los que tienen miedo a no encajar en una sociedad que rechaza lo distinto:
"Cuando ya no quedaba ninguna niña en la clase llamada Aula Primera, Gabriela descubrió por primera vez un mundo ancho, libre y hermoso que se llamaba LIBROS DE CUENTOS y en ellos empezó a vivir, dentro de sus páginas y sus ilustraciones ya que el mundo corriente la rechazaba por todas partes."
El tercer y último libro del que hoy les quiero hablar no podía tener otro protagonista que un mapache. Papa-Carlos buscó y rebuscó por la red hasta que encontró un libro con tal personaje y la verdad es que la elección no pudo ser más acertada. Se titula "Un beso en mi mano", y en él se relata como la mamá de un mapache llamado Chester prepara a su pequeño para salir a la vida, para enfrentarse al mundo y a la ausencia, y para entender que los padres siempre, siempre estamos ahí de algún modo aunque nuestra presencia al lado de nuestros hijos no siempre sea posible. Chester recibe de su madre un beso en su mano para que cada vez esté sólo o añore su hogar la abra y sienta que está con él:
"- Ahora, -dijo a Chester- cuando te sientas solo y necesites un poco de cariño como el que recibes en casa, sólo presiona tu mano sobre tu mejilla y piensa "Mami te ama, Mami te ama". Y ese mismo beso saltará hacia tu cara y te llenará de cálidos y acogedores pensamientos."
Como les decía al principio, el mapache no lee, pero sí abre los libros, los toca, señala las ilustraciones, los colores y nos escucha cada noche a su padre y a mí mientras los leemos con dicción exagerada partiéndose de risa. Y poco a poco se irá familiarizando con ellos hasta ser capaz de leerlos y desentrañar por el mismo sus historias y darles su propia interpretación porque un libro no encierra una historia sino todas aquellas que cada lector le pueda dar.
Regalen libros a los niños, escriban dedicatorias en sus páginas y hagan que crezcan son sus historias. Regálenles libros aunque aún no sepan leer, y lean con ellos, recuperen aquellos relatos que de pequeños les hicieron soñar y véanlos a través de sus ojos, sólo así volverán a ver con la verdad, con el corazón.
Feliz lectura!
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