Bueno, por esto y porque una está enamorada de Altea desde hace años y cualquier excusa es buena para volver y pasear por sus calles empedradas, visitar la Torre Galera o la Torre Bella Guarda (antigua torre vigía situada en el barrio del mismo nombre), subir la cuesta de alguna de las calles que llevan al pueblo antiguo cuya iglesia, Nuestra Señora del Consuelo, corona el pueblo con sus dos emblemáticas cúpulas azules.
Tanto la plaza como toda la parte antigua están repletas de terracitas súper agradables con una oferta gastronómica muy variada y para todos los bolsillos, además de pintorescas tiendas de artesanía y riquísimas heladerías; por cierto, no se pierdan los helados alicantinos, yo ayer me di un pequeño homenaje después de la cena porque pensé que después de subir una cuesta pronunciada y empedrada empujando una silla con un niño de dos años de algo más de trece kilos, ¡me lo había ganado!, bueno por eso y porque si no engordo dos kilos en vacaciones parece que no me quedo contenta, pero eso es otro tema y daría para muchos post, y el propósito del presente era recomendarles Altea.
Espero que les gusten las fotos y si alguna vez tienen la ocasión de conocer este maravilloso paraíso, ya me contarán.
Preciosas fotos Natalia. Representan muy bien la esencia del pueblo de Altea. Deseo que lo sigáis pasando muy bien. Besos a los tres
ResponderEliminarComo siempre fantástico el post! Y de Altea qué puedo decir! Es maravilloso, qué ganas de estar allí!
ResponderEliminarMuchas gracias por toda la información, y por las fotos tan bonitas. Disfrutad mucho. Besos
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